La #biblioteca pública como el eslabón perdido de la era de la información


En el debate contemporáneo en torno a la información rara vez se habla de las bibliotecas. Es cierto este planteo de Theodore Roskzak. A veces parece que somos los mismos bibliotecarios que solamente le damos importancia a las bibliotecas, cuando en realidad son instituciones que los ciudadanos deberían valorar y luchar por ellas. 

En nuestra sociedad argentina actual las bibliotecas no tienen un protagonismo crucial, pero en general siguen siendo lugares asociados a la lectura de material impreso y que prestan mayoritariamente servicios actividades de extensión bibliotecaria. 

Hace cinco meses tuve una charla con un presidente de una biblioteca tradicional de mi comunidad que se lamentaba de la baja visita de usuarios en su unidad de información. Y que se nota la cuestión generacional. Es decir, personas mayores a 50 años son los que se acercan y retiran libros. Los menores de 20 se acercan a la biblioteca para consultas puntuales de tareas escolares o para localizar información sobre la historia local. Esta funcionario me dijo que la comisión tiene pensado tratar colocar computadoras en la sala de lectura para acercar a las nuevas generaciones.

Ni hablemos del compromiso de funcionarios y políticos que no colocan a las bibliotecas en su agenda estratégica social y cultural (se vienen las elecciones y obviamente siempre hay problemas más importantes que información de la comunidad). Y si hay políticas son aisladas. Hace cinco años que participo de reuniones en mi comunidad local con funcionarios municipales de Cultura e incluso una vez con un intendente, que prometen acciones para las bibliotecas populares locales que se desvanecen con el tiempo. 

Volviendo a Theodore Roskzak quien explica una de las razones de la no incorporación de las computadoras en las bibliotecas es la cuestión comercial. Las empresas favorecieron a las escuelas y aquellas ven a las bibliotecas como despilfarro del presupuesto público si se llenan de computadoras. Puesto que el público de las bibliotecas públicas o populares se asocia a personas con problemas de situación social y las empresas no ven a este usuario como target para vender sus actualizaciones informáticas. 

Para Roskzak el lugar natural de las computadoras son las bibliotecas. "En ella, puede aumentarse al máximo el poder y la eficiencia de la tecnología, junto con el acceso democrático". 

Si desde el gobierno nacional hay una política de "llenar" las escuelas de netbooks para disminuir la brecha digital, por qué no también "llenar" las bibliotecas públicas y populares de computadoras (y agrego, de lectores de libros electrónicos) y convertirlos en centros comunitarios de alfabetización digital e informacional (uy, no dije promoción de la lectura). 

Se me ocurre otra idea: que las bibliotecas públicas y populares se conviertan en lugares con potentes servidores para brindar conectividad de todo tipo y acceso wifi gratuito a sus comunidades, principalmente en aquellos pueblos que no tienen Internet. Pero esta utopía pondría en entredicho los intereses de varias empresas de telecomunicaciones. Y dejé de soñar y aterricé para entender por qué las bibliotecas publicas o populares son el eslabón perdido de la era de la información. 

Por lo visto, si el interés ciudadano y político no se nota y no se potencie a las bibliotecas como centro de información digital e impresa de una comunidad, seguiremos hablando de las bibliotecas públicas o populares como museos de la prehistoria de la promoción de la lectura.


Fuente bibliográfica:
Roszak, Theodore. El culto a la información. Un tratado sobre alta tecnología, inteligencia artificial y el verdadero arte de pensar. Barcelona: Gedisa, 2005.



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Comentarios

Gustavo Cucuzza dijo…
Hola Fernando, recomendé tu blog en el portal de Blogs y Educación que administro con varias colegas:

http://educacionyblogs.blogspot.com/2010/12/tecnoeducando.html


Saludos
GC
Gracias Gustavo por la recomendación!!!!!

Saludos

FGG

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